¿QUÉ ES LA IDENTICOPATÍA?

Por: Eduardo Elías Lasprilla

Este artículo no tiene la intención de dar una imagen completa de la misma, dada la complejidad que encierra dicha terapéutica, por lo que me veré obligado a continuar su exégesis en entregas subsiguientes. Quien aspire a comprender esta temática, debe ir conociendo los parámetros de la Post-postmodernidad: disensualidad semántica, para llamar las cosas por sus nombres; universalidad discursiva, para no caer en el lodazal de las limitaciones de la racionalidad; psicofilosofía perenne, para derivar de allí la debida fundamentación gnoseo-epistémica de esta nueva medicina; simbología clínica, para hacer la debida lectura de la enfermedad, muy de acuerdo con la holarquía del Ser; pluralismo lógico integrado, para hacer la hermenéutica holoparadigmática que demanda esta medicina y estructura de consciencia dialéctico-vivencial, para capturar las relaciones válidas de la discursividad post-postmoderna, toda vez que la racionalidad no está a la altura de ello.

Hecha esta modesta propedéutica, inicio la exégesis de la Identicopatía. La homeopatía nace con Hahnemann y prosigue su marcha desarrollista, de la mano de una serie de talentos, como Boenninhausen, Nash, Ghatak, Hering, Kent y Masi. Pero sin lugar a dudas, los más destacados de la misma son los dos últimos de la serie, ante los cuales y en signo de respeto y admiración inclino mi cabeza. En ese derrotero desarrollista, han surgido las más inverosímiles vertientes homeopáticas. Entre las cuales cito el psicologismo de Paschero, el citologismo de Proceso, la homeopatía predictiva de Prafull y los diez miasmas de Sankaran, entre otros. Pero de lo que se trataba era de trascenderla. Con este propósito y con la aplicación de la semántica disensual, di forma a lo que he dado en llamar Identicopatía. Para tal efecto he escrito la materia médica identicopática, con sus repertorios de doble entrada. Redacté igualmente las tres leyes que rigen su aplicación: 1) Ley fármaco-dinámica de la transferencia informativa; 2) Ley de la conservación informativa y 3) Ley terapéutica de la transferencia informativa. En el primer tomo de la serie que he escrito para esta temática dejo claros los fundamentos gnoseo-epistémicos de esta terapéutica. Fue Masi quien descubrió la ley de la identidad pecaminosa, pero no supo deslindarse de la discursividad homeopática, viéndose después limitado por un serio impedimento técnico, cual es el de la materia médica simbólica que, según sus propias palabras, implicaba 300 páginas para cada patogenesia. En cambio, mi materia médica cuenta con patogenesias de tan sólo una o dos páginas. Si bien es cierto fue Masi quien descubrió la ley de identidad, no fue él quien le dio la mejor viabilidad clínica. Me tocó a mí ese honor.

Pues bien, y ahora sí, al grano: La Identicopatía es la terapéutica que basa la comprensión de la patología y su consiguiente curación en la ley de la identidad pecaminosa, la cual reza así: 1) Toda alma cometió un pecado contra el Padre y con ello se sustrajo del orden divino, perdiendo la eternidad, la invulnerabilidad y la dicha, al perturbar la acción pecaminosa la dinámica sensitiva del sujeto. El pecado cometido pudo ser por codicia o por rechazo de un don divino. En el primer caso, el sujeto nace con la molesta sensación de haberlo perdido y sufre, queriéndolo fallidamente recuperar; en el segundo, nace con la angustiante sensación de haberlo conservado, pero sin saber cómo beneficiarse de él. La ignorancia de esta realidad determina el sufrimiento del sujeto, sin saber por qué. Así se van concretando las diversas afecciones agudas, como vicariaciones regresivas de su afección crónica, la cual está pidiendo, para su curación, el identicum del caso, el cual constituye la imagen del Pecado, encerrando la energía curativa para las consecuencias del mismo en la dinámica vital del sujeto.